domingo, 1 de abril de 2007

LOS 7 DEMONIOS: LIBERTAD

(Los dos capitulos anteriores de esta historia estan en entradas anteriores)
LOS 7 DEMONIOS:
LIBERTAD

No soy solo un ser humano, soy el Demonio de Plata… ¡No!

Cinco demonios al mando del Demonio Niebla me llevan, no lo derroté, es más fuerte que hace siglos, apenas estoy recobrando mi conciencia, nuevamente es de noche, el Demonio Gigante, me tiene, me llevan volando, el Demonio Niebla se acerca:
-Dormiste demasiado, espero que hayas recapacitado Señor de Plata,…, todos somos demonios, odiamos a la humanidad, y junto descenderemos- nos detenemos, Niebla sigue hablando –Bajo nosotros, bajo capaz de tierra, esta el Reino Perdido, y nuestra presencia revivirá al invencible Demonio de Oro-

Estoy muerto, podría vencer los demonios Trueno, Fuego y Agua, incluso al Demonio Gigante,…, pero Niebla, y cuando en unos momentos resurja el Demonio de Oro…. Estoy aquí, con ellos que odian a la humanidad, mi madre no me crió así, pero…, estoy en un mundo condenado, muchas mujeres adoran ser tratadas como prostitutas, los hombres no conocen la lealtad o el respeto, y los niños están condenados a vivir y a ser parte de una cultura podrida, la gente no se preocupa por lo que escucha o lo que ve, según ellos solo piensan en divertirse… según ellos…; con razón estos demonios están aquí, que hagan lo que quieran, lo lamento por los justos y justas, porque los hay, aunque son muy pocos, que los demonios hagan lo que quieran.

No puedo irme, son cinco demonios aterradores, supongo que ser el Demonio de Plata me da un toque de elegancia respecto a ellos, tal como ese supuesto hermano mío, ¡En que pienso!, si me voy me atrapan, rigen mi destino.

El tiempo pasa y no dicen nada, estamos parados sobre la tierra húmeda, no hay un alma en kilómetros, el silencio en la noche desespera, asusta, se escucha un ruido repentino, de esos que estremecen, ahora trato con un mundo fuera del humano, todo alrededor comienza a cambiar mágicamente, los demonios reconocemos este lugar, esta igual, hoy es esa noche y este es el Reino Perdido, los muros las torres, ¿La gente?, el ruido que escucho son pasos, tengo la mirada y las palabras del Demonio Niebla sobre mi:
-Hace tiempo tu debías dirigir en ausencia de tu hermano, ¡Dispérsense!-
Todos se van, yo no, la gente del reino viene hacia acá:
-Cuando este mundo este en peligro, el Reino Perdido estará aquí para ayudarlo-

Reconozco esa voz, como si la hubiera escuchado hace un momento, esta misma noche; por una calle del Reino Perdido viene hacia mi el ejecito y la gente que murió aquí, al frente están el Rey y la Princesa que yo, o quien fui, maté, estoy nervioso, tengo en la mente la muerte de casi todos estos soldados, creo que atacare,…, pero se ve que ellos no tienen intención de luchar, al Rey le falta un ojo, el cual le arranqué, la Princesa me recrimina:
-Tú nos destruiste-
-No era yo-
Es todo lo que puedo decirles, una luz resplandece a mi lado y alguien llega a través de ella hablando:
-No será detenido por mucho tiempo-
-Usted me mató- le digo al reconocerlo
Es el hechicero del Reino Perdido, para este momento ya perdí todo el hilo del asunto, no se por cuanto tiempo me veré seguro y fuerte. El hechicero me grita:
-¡Decide quien eres!, por la forma de morir: con magia tras un hechizo, el Demonio de Plata no renacería, cuatro demonios prácticamente reencarnaron, el Demonio Niebla vivió y se transformó durante siglos, el Demonio de Oro pronto despertara si no hacemos algo, Cada persona toma sus decisiones, cada uno busca su destino -

Escucho ruidos en el cielo, los demonios pronto atacaran, las personas me miran, esperan una respuesta, solo se una cosa:
-Yo nos soy ese Demonio de Plata, que murió aquí hace siglos-
-Entonces el mundo puede salvarse,- dice el Hechicero -para vivir tu vida como sea que la quieras vivir debes seguirme-
Los demonios comienzan a descender, las personas se alistan a luchar, el Hechicero y yo nos vamos corriendo, tengo preocupación por las personas, mi compañero lo nota
-Tranquilo- me dice –son el Reino Perdido, además ya están muertos-
Ahora estoy más confundido, al menos este hombre se mueve rápido para ser un viejo hechicero…muerto, sigue hablando:
-Debes usar tres hechizos, dos de ellos los use en el pasado; por ser perteneciente a una poderosa estirpe de demonios debes poder usar algunos hechizos, aun así es magia blanca y puedes…-
No es necesario que lo diga:
-Prefiero morir, que seguir las ordenes de esos locos-
Llegamos a una habitación, puedo sentir la batalla desde aquí, no hay necesidad de verla, los demonios intentan hacer lo mismo con la gente, igual que esa noche, pero como matas a un muerto, un muerto no puede hacer muchos hechizos, eso también lo se, por eso soy lo único que se interpone entre ellos y que no solo rijan mi vida sino la de muchos, nunca lo había pensado así, mis pensamientos son interrumpidos:
-Debes, hacer tres cosas fundamentales, desaparecer a los demonios, golpear la niebla y sellar definitivamente al Demonio de Oro con la sangre del Rey, ese Demonio puede revivirlos a todos sin problema si quisiera-

Me entrega un par de bolsas y me da instrucciones, debo ir hacia la batalla, pongo en movimiento mis alas y vuelo rápidamente hacia allá, ahí veo a los guerreros del Reino Perdido, luchando sin descanso, falta el Demonio Niebla, de acuerdo, yo me encargo, no dudo un segundo en llamar la atención de los demonios:
-¡Deben derrotarme!-
Vienen volando, hay una tormenta sobre mí, me hace lento, los ataques de llamas y truenos me caen, no es suficiente, los demonios me siguen hacia el cielo. El que llega mas rápido hacia mi es el Demonio Gigante, el Hechicero tuvo una pelea similar, en la batalla original, es de noche y mi hechizo debe tener los rayos del sol, vuelo tan rápido como puedo, estoy saliendo de la atmósfera terrestre, no falta la respiración, ellos se detienen no me siguen, recuerdan como fueron vencidos, estoy en problemas.

De acuerdo intentare el hechizo al amanecer, no se cuanto falte para eso por ahora tratare de mantenerlos bloqueados, me lanzo contra ellos, no es tan fácil enfrentar a los cuatro a la vez, soy demasiado presuntuoso; me es imposible sacarlos a golpes fuera de la atmósfera, ¡Lo olvide!, Niebla, rápidamente logro enterrar mis garras en el pecho de Trueno, se que no morirá, pero caerá, Agua me atrapa por la espalda, no puedo mover mis alas, su tormenta nos quita velocidad a todos y disminuye el poder de Fuego, quien se dirige a atacarme con sus manos llenas de llamas, abro mis alas con toda mí fuerza y rechazo a Agua, a los demonios se les enseña a luchar, Fuego no tiene defensa, lo noqueo con un rápido puño, también comienza a caer, quedan dos le tomo ventaja a Agua y voy contra Gigante, no mido mas que su cabeza, pero soy mas fuerte, lo suficiente como para estrellar mi cuerpo completo contra su cráneo, después de lo cual queda inconsciente y cae llevando bajo el al Demonio Agua, lo logre, están sobre el suelo, probare el hechizo sobre ellos, de una de las bolsas saco un poco de ese polvo de hechiceros, y lo dejo caer, sobre los demonios, el brazo me duele, pronunció el hechizo en un idioma extraño, la idea de este es que los obligo a morir. Parecen muertos, luego desciendo sobre la tierra, el Hechicero se me acerca:
-El hechizo no se aplicó bien, solo dormirán un poco- me dice –El Rey y la Princesa fueron a resguardar la tumba del Demonio de Oro -

Voy volando bajo tan rápido como puedo, ellos no pueden hacer mucho, están muertos, solo entretienen al enemigo, e intentan guiarme, a su propio verdugo, pero quien mas me guía es el mío, extraño. Hay soldados quietos, los sobrepaso, adelante están la Princesa, y el Rey, me aterra ver que le falta el ojo, ahora que lo pienso no tiene sangre, es un alma:
-Es muy tarde- dice a la princesa
-No podemos hacer mas- Agrega el Rey – Encontraras un cáliz, cerca de la silla del trono

Me acerco al salón del cual se dirigió alguna vez este reino, el lugar donde morí, al entrar me encuentro frente a frente con el Demonio Niebla
-No hay nada que hacer, esta por despertar- Me dice
La otra bolsa, que me dio el hechicero, tiene un raro aceite que unto en mis manos, el ardor es insoportable, no puedo evitar gritar, Niebla se burla
-¿Acaso eres un Demonio usando Magia Blanca?-
No importa, anteriormente, no logré golpearlo, era niebla, esta vez…, me acerco a el y lanzo un golpe hacia su cara, no se molesta en esquivarlo, lo impacto, su esquelética cara cambia, este demonio me ha presionado mucho, ahora con este golpe ha quedado, vencido pero no permitiré que se levante, le doy golpe tras golpe y llegó mi turno de hablar:
-Así que ese fue el poder que adquiriste en estos siglos, ocultarte, no eres mas que un simple sirviente, que nunca pudo ascender, un simple perdedor, de tercer nivel-
Ya esta inconsciente:
-¿Y ahora que te hicieron?-
Reconozco esa voz, despertó, esta a mi espalda, tengo miedo de voltear, primero miro hacia la silla del Rey al lado hay una mesa, allí esta el cáliz, me volteo y saludo, eso creo:
-Demonio de Oro-
Estoy un poco agotado, ¿Como le explico?
-¿Qué ocurrió aquí?-
No se que decir, camino lentamente hacia el cáliz, me sigue con la mirada, llego a el cáliz, tiene un manto encima, siento esa mirada la mirada de la muerte, quito el manto, es sangre, la toco con los dedos, no arde tanto, hay un ruido, son huesos rompiéndose
-Traidor- dice Niebla
Voy volando hacia el tan rápido como puedo, lo golpeo rápidamente con mi mano, la misma que lleva la sangre, la sangre del Rey, al golpearlo Niebla desaparece, para siempre.

El Demonio de Oro apenas comienza a moverse viene hacia mí
-Ordeno una explicación inmediata-
Tal vez deba mentir, se acerca y me mira directamente a los ojos
-Tus ojos, no hay muerte, entonces mi hermano, no volvió-
Se ha llenado de furia, se nota, sus ojos se incendian, lanza su puño tan rápido, que no lo puedo evitar, me impacta el pecho, duele y voy contra uno de los muros, sino fuera el Demonio de Plata estaría muerto, tampoco sangro, la sangre del Rey es la sangre de un héroe, debe acabar o al menos debilitar a un demonio.
Voy hacia el cáliz,
-No lo harás- dice El Demonio de Oro
Me detiene con un golpe de su ala y me aleja a la vez, el sabe lo que quiero
-Solo es cuestión de un hechizo, para revivir al Demonio Niebla, los otros Demonios despertaran pronto, y después de eliminarte, encontrare la forma de traer a mi hermano, o puedes decidir convertirte en el-
Es tentador, pero, no puedo:
-El no lo hará- Es el Hechicero, llegan esas personas del Reino Perdido
-Ustedes están muertos- dice el Demonio de Oro –No pueden ayudarlo mucho, no tocare la Sangre del Rey, no podrá arrojarla sobre mi esta vez-
-La sangre de un héroe debilita a los Demonios pero aumenta el poder de los humanos- Dice el hechicero mientras todos los espíritus del reino van sobre el Demonio, pero aunque llegue a la sangre se que no hay forma de arrojarla sobre el, estoy nervioso. Entiendo, miro mi mano tengo sangre y no me debilite, pero así vencí Niebla, voy hacia el cáliz, esa sangre hiere a un demonio. Lo levanto y dejo caer algo de esa sangre sobre mi, no siento un cambio, voy hacia el Demonio de Oro, y alcanzo a clavar mis garras en su espalda
-¿Qué tal viejo hermano?-
Los espíritus se apartan, es mi pelea, el se voltea y me golpea, no duele tanto, es fuerte igual que yo, nunca había tenido esta oportunidad en esos recuerdos de siglos atrás, ambos no elevamos nos acercamos uno al otro y nos lanzamos certeros golpes, nos vamos elevando al llegar al techo lo rompemos, seguimos golpeándonos. Siento algunas heridas, pero no temo, el amanecer esta cerca, el ve a sus demonios, los señala
-Despierten-
Se ha descuidado lo atrapo por la espalda, se esta debilitando sintiendo la sangre que me baña, y los golpes que le he propinado, es mi turno, le debe algo al mundo:
-Por todas las personas que borraste de la historia, y por el Reino Perdido-
Lo golpeo con mis garras, ya no puede defenderse, los otros demonios se están levantando, mientras el cae al suelo, el sol empieza a salir, simplemente dejo caer un poco de polvo de hechicería sobre ellos, y les obligo a morir inmediatamente caen.

Desciendo sobre ellos y luego camino hacia el Demonio de Oro, que se arrastra hacia los demonios, entendí lo que hizo con niebla, no lo hará esta vez, impregno la sangre que esta en mi cuerpo en mi mano, me acerco al demonio y pongo mi mano en su cara, esto va así:
-No revivirán por ahora, y con suerte, tal vez nunca, por la sangre del Rey que así sea-
Están desapareciendo, lo hice, soy libre.

1 comentario:

Alejandro Marin dijo...

aunque esta historia tiene bastante parecido con devilman (por no decir que el argumento es igual) me parece exelente.... apropocito xego, esa serie es de los 70 tiene como 50 caps y en poco tiempo la tendre...