domingo, 1 de abril de 2007

ODA: DESPERTAR

ODAS
(Adaptación de la historia publicada en Leyenda # 0)
CAPITULO 0
DESPERTAR


-El siente, talvez demasiado; nosotros las deidades lo podemos ver, pero no sabemos si es un peligro o no, solo el tiempo lo dirá…-

El viento sopla muy fuerte en la ciudad, y en el centro de ella, un joven esta a punto de descubrir que su vida no es solo una.

En medio de los edificios, la gente camina y nos se fija en lo que pasa a su alrededor, seguramente no quiere hacerlo; un trueno parte el cielo y una suave brisa comienza a caer; las personas se aceleran, aquel joven camina mas rápido; el viento sopla mas fuerte, como si quisiera avisar algo; la chaqueta del chico se ensancha, su maletín recibe las gotas de lluvia, mientras sus botas pisan los charcos que aparecen, cada vez mas y mas;
-Un callejón – Ve en una esquina- Podría tomar un atajo, ¡No!, mejor tomaré ese taxi-
Llama el vehículo que alcanzó a ver, su cabello y ropa están completamente mojados, el taxi se detiene, el joven ve una señora con un bebe, también necesita el transporte, el cual cede; la mujer se asombra pues el chico se ve de ojos verdes, un sombrero cuelga en su espalda y un abrigo negro lo cubre, luego este ropaje cambia para volver al que tenia originalmente; nuestro personaje va hacia el callejón a tomar el atajo, pasa su maletín al frente, para cubrirlo y corre, ve su reflejo en algunas vitrinas, por un momento nota que esta con ropas azules distintas a las que esta realmente usando, se asombra pero decide ignorarlo.

El callejón esta solo y apenas se oyen las gotas de lluvia caer, acomoda su maletín, la tormenta ha cesado y el silencio cubre la calle, un silencio que pronto rompe el grito de una mujer, un hombre viene de la dirección de la cual se escuchaba el grito, le pasa por un lado, el joven ve hacia el sitio donde escuchó a la mujer.

El cielo era gris y algunos truenos se escuchaban. Antes de terminar el callejón ve una silueta en el suelo, se acerca, hay una mujer…muerta, con su pecho ensangrentado; ahora el joven se pregunta que tanto vale la pena la vida, se siente harto de la gente
-¿Qué puedo hacer?- piensa
pone sus manos desudas sobre su cara y derrama una lagrima tras otra, por sentirse inútil, de pronto, ya no sentía esas lagrimas, mira sus manos que ahora tenían un par de guantes negros, mira su ropa que esta oscura como el luto y siente a alguien detrás de el; es el hombre que había visto antes:
-No dejare ningún rastro- dijo el sujeto, mientras miraba al joven y veía como aparecía un sombrero en su cabeza, un abrigo negro lo cubría, había una espada en su espalda y sus ojos se volvían rojos como la sangre, el joven se lanza sacando su espada sobre el hombre, el asesino, después un rastro de sangre cayó sobre las paredes y el piso, el muchacho iba sobre el sujeto malherido, pero
-Detente- escuchó en su cabeza
Dio unos pasos tambaleando, para alejarse de allí, soltó su espada y calló de rodillas, volvió a la normalidad; un trueno retumbo en la ciudad y un rayo descendió sobre el joven; mientras la lluvia esta cayendo sin cesar una vez más, siete siluetas salen del chico y se pierden en el aire.

El joven mira al cielo, no logra pensar, otro rayo se ve, separa las nubes, un sujeto con alas desciende hacia el, tenia ropas medievales, una espada en su cinturón y cabello largo recogido, este le habló
-Llegó la hora, aunque nadie lo quería-
-¿Qué pasó?- Preguntó el chico
-Te has dado cuenta, que te comportas diferente en diferentes situaciones, mucha gente te percibe y te conoce de manera distinta, como si no fueras la misma persona, y no es porque actúes, es solo tu forma de reaccionar, entonces, se manifiesta alguna personalidad, todo ser en el mundo es así, pero algunos como tu tienen una mente tan fuerte que crea un ser diferente de cada uno de sus principales pensamientos, ellos existen y están en alguna dimensión creada por tu mente; o la de cualquier ser del universo, tu eres un conducto entre esos planos existenciales y debes buscarlos en ellos; esos seres son partes de ti, son odas de tu ser,.., eres una clase de ser llamado Oda, y yo soy un enviado del plano celestial: Odell, juntos debemos volver a los Odas a su lugar en tu cabeza-
-No se que hacer- Responde el joven Oda
-Será difícil- Continua Odell- tus cuestionamientos son el Oda Negro, tus sueños el Oda Azul, tu ira, miedo y odio el Oda Rojo, tu determinación para el futuro el Oda Verde, tu bondad el Oda Blanco, tu maldad el Oda Gris; todos ellos se han ido, tu mente debe estar desconcertada-
-¿Y como los atraparan?- grita una voz
Ambos miran, es la misma cara del joven Oda, pero, tenía botas y pantalón negros, como de militar, camisa gris, abrigo negro con bordes morados y apretado en las mangas por guantes metálicos largos, tenía ojeras, piel exageradamente blanca y cabello largo maltratado.
-Si- continua el sujeto –soy Oda Gris,.., la maldad-
El Oda Gris corre hacia ellos, Odell intenta proteger al joven Oda, pero igual son golpeados, luego el gris desaparece.
-¿Dónde esta?- Preguntó el chico
-En algún plano existencial- Responde Odell –en el pasado, el presente o el futuro, o en cualquier mundo que forme tu cabeza, y me temo que la imaginación de un Oda es infinita, hay odas que son demasiado peligrosos para estar sueltos, buscaremos al Oda Plata, el te ayudara a razonar mejor,…, pronto, pues es posible que algún Oda quiera dominar tu mente y tus capacidades, debes estar preparado, un oda solo puede acabar con todo a su alrededor, sin otros sentimientos que creen balance. La maldad de un hombre es el infierno de quien se le acerque.
-¿Debo luchar?- pregunta una vez mas el joven Oda
-Igual que siempre lo has hecho, pero ahora debes ganar y encontrar un balance en tu vida como todos-

LOS 7 DEMONIOS: EPILOGO

(Los capitulos de esta historia estan en entradas anteriores)
LOS 7 DEMONIOS:
EPILOGO

-Gracias-
-Gracias-
-Gracias-
Hay voces alguna vez las escuche gritar de dolor al morir, hoy me agradecen, los siento desaparecer
-Estamos a mano- Es la princesa, esta aquí junto al Rey y el Hechicero, quien comienza a hablar
-Cada persona toma sus decisiones, cada uno busca su destino-
-Usted puso esas palabras en mi cabeza todo este tiempo-
-Y elegiste, un demonio hubiera podido morir bañándose en la sangre de un héroe, tu eres un humano y eso te hizo mas fuerte-
Estoy cambiando volviendo a mi forma natural, a ser un humano, les preguntó:
-¿Y que pasara con ustedes?-
Me responde el propio Rey
-Nuestras almas pueden descansar en paz, la forma de ganar la eternidad es cuando has dejado un legado, ideas, algo para el mundo, y ahora la misión de nuestro reino tiene un heredero, ahora tu proteges la esencia del Reino Perdido, solo tu sabes llegar hasta aquí, te lo encargamos-
Los tres desaparecen.

Amaneció por completo, el espíritu del Reino Perdido se quedo en mi interior, el Hechicero me libero, y me hizo libre de escoger, solo puedo honrar, lo que paso en medio de estos muros, pienso en todo esto, mientras recorro la ciudad, nadie puede llegar hasta aquí, al fin de cuentas si, soy el héroe, siento el poder de ese demonio en mi interior, pero soy yo, será difícil encarar el mal de los demonios, el mal en general, mientras la humanidad no arregle su moral, no levante sus valores; proteger este planeta, fue la labor del Reino Perdido y ahora es la mía.

LOS 7 DEMONIOS: LIBERTAD

(Los dos capitulos anteriores de esta historia estan en entradas anteriores)
LOS 7 DEMONIOS:
LIBERTAD

No soy solo un ser humano, soy el Demonio de Plata… ¡No!

Cinco demonios al mando del Demonio Niebla me llevan, no lo derroté, es más fuerte que hace siglos, apenas estoy recobrando mi conciencia, nuevamente es de noche, el Demonio Gigante, me tiene, me llevan volando, el Demonio Niebla se acerca:
-Dormiste demasiado, espero que hayas recapacitado Señor de Plata,…, todos somos demonios, odiamos a la humanidad, y junto descenderemos- nos detenemos, Niebla sigue hablando –Bajo nosotros, bajo capaz de tierra, esta el Reino Perdido, y nuestra presencia revivirá al invencible Demonio de Oro-

Estoy muerto, podría vencer los demonios Trueno, Fuego y Agua, incluso al Demonio Gigante,…, pero Niebla, y cuando en unos momentos resurja el Demonio de Oro…. Estoy aquí, con ellos que odian a la humanidad, mi madre no me crió así, pero…, estoy en un mundo condenado, muchas mujeres adoran ser tratadas como prostitutas, los hombres no conocen la lealtad o el respeto, y los niños están condenados a vivir y a ser parte de una cultura podrida, la gente no se preocupa por lo que escucha o lo que ve, según ellos solo piensan en divertirse… según ellos…; con razón estos demonios están aquí, que hagan lo que quieran, lo lamento por los justos y justas, porque los hay, aunque son muy pocos, que los demonios hagan lo que quieran.

No puedo irme, son cinco demonios aterradores, supongo que ser el Demonio de Plata me da un toque de elegancia respecto a ellos, tal como ese supuesto hermano mío, ¡En que pienso!, si me voy me atrapan, rigen mi destino.

El tiempo pasa y no dicen nada, estamos parados sobre la tierra húmeda, no hay un alma en kilómetros, el silencio en la noche desespera, asusta, se escucha un ruido repentino, de esos que estremecen, ahora trato con un mundo fuera del humano, todo alrededor comienza a cambiar mágicamente, los demonios reconocemos este lugar, esta igual, hoy es esa noche y este es el Reino Perdido, los muros las torres, ¿La gente?, el ruido que escucho son pasos, tengo la mirada y las palabras del Demonio Niebla sobre mi:
-Hace tiempo tu debías dirigir en ausencia de tu hermano, ¡Dispérsense!-
Todos se van, yo no, la gente del reino viene hacia acá:
-Cuando este mundo este en peligro, el Reino Perdido estará aquí para ayudarlo-

Reconozco esa voz, como si la hubiera escuchado hace un momento, esta misma noche; por una calle del Reino Perdido viene hacia mi el ejecito y la gente que murió aquí, al frente están el Rey y la Princesa que yo, o quien fui, maté, estoy nervioso, tengo en la mente la muerte de casi todos estos soldados, creo que atacare,…, pero se ve que ellos no tienen intención de luchar, al Rey le falta un ojo, el cual le arranqué, la Princesa me recrimina:
-Tú nos destruiste-
-No era yo-
Es todo lo que puedo decirles, una luz resplandece a mi lado y alguien llega a través de ella hablando:
-No será detenido por mucho tiempo-
-Usted me mató- le digo al reconocerlo
Es el hechicero del Reino Perdido, para este momento ya perdí todo el hilo del asunto, no se por cuanto tiempo me veré seguro y fuerte. El hechicero me grita:
-¡Decide quien eres!, por la forma de morir: con magia tras un hechizo, el Demonio de Plata no renacería, cuatro demonios prácticamente reencarnaron, el Demonio Niebla vivió y se transformó durante siglos, el Demonio de Oro pronto despertara si no hacemos algo, Cada persona toma sus decisiones, cada uno busca su destino -

Escucho ruidos en el cielo, los demonios pronto atacaran, las personas me miran, esperan una respuesta, solo se una cosa:
-Yo nos soy ese Demonio de Plata, que murió aquí hace siglos-
-Entonces el mundo puede salvarse,- dice el Hechicero -para vivir tu vida como sea que la quieras vivir debes seguirme-
Los demonios comienzan a descender, las personas se alistan a luchar, el Hechicero y yo nos vamos corriendo, tengo preocupación por las personas, mi compañero lo nota
-Tranquilo- me dice –son el Reino Perdido, además ya están muertos-
Ahora estoy más confundido, al menos este hombre se mueve rápido para ser un viejo hechicero…muerto, sigue hablando:
-Debes usar tres hechizos, dos de ellos los use en el pasado; por ser perteneciente a una poderosa estirpe de demonios debes poder usar algunos hechizos, aun así es magia blanca y puedes…-
No es necesario que lo diga:
-Prefiero morir, que seguir las ordenes de esos locos-
Llegamos a una habitación, puedo sentir la batalla desde aquí, no hay necesidad de verla, los demonios intentan hacer lo mismo con la gente, igual que esa noche, pero como matas a un muerto, un muerto no puede hacer muchos hechizos, eso también lo se, por eso soy lo único que se interpone entre ellos y que no solo rijan mi vida sino la de muchos, nunca lo había pensado así, mis pensamientos son interrumpidos:
-Debes, hacer tres cosas fundamentales, desaparecer a los demonios, golpear la niebla y sellar definitivamente al Demonio de Oro con la sangre del Rey, ese Demonio puede revivirlos a todos sin problema si quisiera-

Me entrega un par de bolsas y me da instrucciones, debo ir hacia la batalla, pongo en movimiento mis alas y vuelo rápidamente hacia allá, ahí veo a los guerreros del Reino Perdido, luchando sin descanso, falta el Demonio Niebla, de acuerdo, yo me encargo, no dudo un segundo en llamar la atención de los demonios:
-¡Deben derrotarme!-
Vienen volando, hay una tormenta sobre mí, me hace lento, los ataques de llamas y truenos me caen, no es suficiente, los demonios me siguen hacia el cielo. El que llega mas rápido hacia mi es el Demonio Gigante, el Hechicero tuvo una pelea similar, en la batalla original, es de noche y mi hechizo debe tener los rayos del sol, vuelo tan rápido como puedo, estoy saliendo de la atmósfera terrestre, no falta la respiración, ellos se detienen no me siguen, recuerdan como fueron vencidos, estoy en problemas.

De acuerdo intentare el hechizo al amanecer, no se cuanto falte para eso por ahora tratare de mantenerlos bloqueados, me lanzo contra ellos, no es tan fácil enfrentar a los cuatro a la vez, soy demasiado presuntuoso; me es imposible sacarlos a golpes fuera de la atmósfera, ¡Lo olvide!, Niebla, rápidamente logro enterrar mis garras en el pecho de Trueno, se que no morirá, pero caerá, Agua me atrapa por la espalda, no puedo mover mis alas, su tormenta nos quita velocidad a todos y disminuye el poder de Fuego, quien se dirige a atacarme con sus manos llenas de llamas, abro mis alas con toda mí fuerza y rechazo a Agua, a los demonios se les enseña a luchar, Fuego no tiene defensa, lo noqueo con un rápido puño, también comienza a caer, quedan dos le tomo ventaja a Agua y voy contra Gigante, no mido mas que su cabeza, pero soy mas fuerte, lo suficiente como para estrellar mi cuerpo completo contra su cráneo, después de lo cual queda inconsciente y cae llevando bajo el al Demonio Agua, lo logre, están sobre el suelo, probare el hechizo sobre ellos, de una de las bolsas saco un poco de ese polvo de hechiceros, y lo dejo caer, sobre los demonios, el brazo me duele, pronunció el hechizo en un idioma extraño, la idea de este es que los obligo a morir. Parecen muertos, luego desciendo sobre la tierra, el Hechicero se me acerca:
-El hechizo no se aplicó bien, solo dormirán un poco- me dice –El Rey y la Princesa fueron a resguardar la tumba del Demonio de Oro -

Voy volando bajo tan rápido como puedo, ellos no pueden hacer mucho, están muertos, solo entretienen al enemigo, e intentan guiarme, a su propio verdugo, pero quien mas me guía es el mío, extraño. Hay soldados quietos, los sobrepaso, adelante están la Princesa, y el Rey, me aterra ver que le falta el ojo, ahora que lo pienso no tiene sangre, es un alma:
-Es muy tarde- dice a la princesa
-No podemos hacer mas- Agrega el Rey – Encontraras un cáliz, cerca de la silla del trono

Me acerco al salón del cual se dirigió alguna vez este reino, el lugar donde morí, al entrar me encuentro frente a frente con el Demonio Niebla
-No hay nada que hacer, esta por despertar- Me dice
La otra bolsa, que me dio el hechicero, tiene un raro aceite que unto en mis manos, el ardor es insoportable, no puedo evitar gritar, Niebla se burla
-¿Acaso eres un Demonio usando Magia Blanca?-
No importa, anteriormente, no logré golpearlo, era niebla, esta vez…, me acerco a el y lanzo un golpe hacia su cara, no se molesta en esquivarlo, lo impacto, su esquelética cara cambia, este demonio me ha presionado mucho, ahora con este golpe ha quedado, vencido pero no permitiré que se levante, le doy golpe tras golpe y llegó mi turno de hablar:
-Así que ese fue el poder que adquiriste en estos siglos, ocultarte, no eres mas que un simple sirviente, que nunca pudo ascender, un simple perdedor, de tercer nivel-
Ya esta inconsciente:
-¿Y ahora que te hicieron?-
Reconozco esa voz, despertó, esta a mi espalda, tengo miedo de voltear, primero miro hacia la silla del Rey al lado hay una mesa, allí esta el cáliz, me volteo y saludo, eso creo:
-Demonio de Oro-
Estoy un poco agotado, ¿Como le explico?
-¿Qué ocurrió aquí?-
No se que decir, camino lentamente hacia el cáliz, me sigue con la mirada, llego a el cáliz, tiene un manto encima, siento esa mirada la mirada de la muerte, quito el manto, es sangre, la toco con los dedos, no arde tanto, hay un ruido, son huesos rompiéndose
-Traidor- dice Niebla
Voy volando hacia el tan rápido como puedo, lo golpeo rápidamente con mi mano, la misma que lleva la sangre, la sangre del Rey, al golpearlo Niebla desaparece, para siempre.

El Demonio de Oro apenas comienza a moverse viene hacia mí
-Ordeno una explicación inmediata-
Tal vez deba mentir, se acerca y me mira directamente a los ojos
-Tus ojos, no hay muerte, entonces mi hermano, no volvió-
Se ha llenado de furia, se nota, sus ojos se incendian, lanza su puño tan rápido, que no lo puedo evitar, me impacta el pecho, duele y voy contra uno de los muros, sino fuera el Demonio de Plata estaría muerto, tampoco sangro, la sangre del Rey es la sangre de un héroe, debe acabar o al menos debilitar a un demonio.
Voy hacia el cáliz,
-No lo harás- dice El Demonio de Oro
Me detiene con un golpe de su ala y me aleja a la vez, el sabe lo que quiero
-Solo es cuestión de un hechizo, para revivir al Demonio Niebla, los otros Demonios despertaran pronto, y después de eliminarte, encontrare la forma de traer a mi hermano, o puedes decidir convertirte en el-
Es tentador, pero, no puedo:
-El no lo hará- Es el Hechicero, llegan esas personas del Reino Perdido
-Ustedes están muertos- dice el Demonio de Oro –No pueden ayudarlo mucho, no tocare la Sangre del Rey, no podrá arrojarla sobre mi esta vez-
-La sangre de un héroe debilita a los Demonios pero aumenta el poder de los humanos- Dice el hechicero mientras todos los espíritus del reino van sobre el Demonio, pero aunque llegue a la sangre se que no hay forma de arrojarla sobre el, estoy nervioso. Entiendo, miro mi mano tengo sangre y no me debilite, pero así vencí Niebla, voy hacia el cáliz, esa sangre hiere a un demonio. Lo levanto y dejo caer algo de esa sangre sobre mi, no siento un cambio, voy hacia el Demonio de Oro, y alcanzo a clavar mis garras en su espalda
-¿Qué tal viejo hermano?-
Los espíritus se apartan, es mi pelea, el se voltea y me golpea, no duele tanto, es fuerte igual que yo, nunca había tenido esta oportunidad en esos recuerdos de siglos atrás, ambos no elevamos nos acercamos uno al otro y nos lanzamos certeros golpes, nos vamos elevando al llegar al techo lo rompemos, seguimos golpeándonos. Siento algunas heridas, pero no temo, el amanecer esta cerca, el ve a sus demonios, los señala
-Despierten-
Se ha descuidado lo atrapo por la espalda, se esta debilitando sintiendo la sangre que me baña, y los golpes que le he propinado, es mi turno, le debe algo al mundo:
-Por todas las personas que borraste de la historia, y por el Reino Perdido-
Lo golpeo con mis garras, ya no puede defenderse, los otros demonios se están levantando, mientras el cae al suelo, el sol empieza a salir, simplemente dejo caer un poco de polvo de hechicería sobre ellos, y les obligo a morir inmediatamente caen.

Desciendo sobre ellos y luego camino hacia el Demonio de Oro, que se arrastra hacia los demonios, entendí lo que hizo con niebla, no lo hará esta vez, impregno la sangre que esta en mi cuerpo en mi mano, me acerco al demonio y pongo mi mano en su cara, esto va así:
-No revivirán por ahora, y con suerte, tal vez nunca, por la sangre del Rey que así sea-
Están desapareciendo, lo hice, soy libre.